
Un equipo de atención de Oregon Health & Science University está probando un enfoque diferente para la atención de pacientes con hepatitis C o pacientes con riesgo de esta enfermedad, ayudando a superar los obstáculos que dificultan las pruebas de detección y el tratamiento al punto de hacerlos parecer imposibles.
El equipo está promediando un proyecto piloto de un año de duración para ayudar a pacientes que ya están hospitalizados a acceder a pruebas de detección y atención por lesiones hepáticas causadas por el virus de la hepatitis C, una enfermedad para la que no hay vacuna, pero que se puede curar con un tratamiento consistente. El proyecto piloto de OHSU, llamado Hepatitis C Transition-to-Treatment, busca poner fin al ciclo de demoras en la atención para algunos de sus pacientes más vulnerables, que sufren trastornos por uso de sustancias, inestabilidad con respecto a la vivienda y otras dificultades.

“Algunos pacientes lloran cuando hablamos del tratamiento”, dijo la Dra. Jane Babiarz, profesora adjunta de Medicina (Medicina interna y geriatría) en OHSU School of Medicine, y una de las organizadoras el proyecto piloto. “Hay pacientes que nos han dicho que pensaban que nunca iban a recibir tratamiento para la hepatitis C, que nunca nadie los había tratado como personas o demostrado interés”.
En los primeros siete meses del proyecto piloto, se inscribieron 19 pacientes, y seis ya completaron el tratamiento. El equipo clínico espera que las pruebas posteriores al tratamiento pronto confirmen que lo participantes que completaron el tratamiento ya no tienen hepatitis C.
Priorizar el tratamiento de la hepatitis C
Se estima que 2.4 millones de personas en los Estados Unidos tienen hepatitis C, y más de la mitad no saben que la tienen. La afección es más frecuente en personas que usan drogas inyectables, porque suele contagiarse por compartir agujas. No hay vacuna contra la hepatitis C, por lo que el tratamiento es fundamental para prevenir la transmisión. Es posible curar la hepatitis C con medicamentos antivirales, pero para ello es necesario que la persona tome el comprimido de manera consistente por dos a tres meses.
Mantener el tratamiento puede ser especialmente abrumador para pacientes que además luchan con un trastorno por uso de sustancias, no tienen hogar o su situación habitacional es inestable, para quienes tiene acceso limitado a medios de transporte o se enfrentan a problemas que generan estigmatización. Los pacientes con hepatitis C, por lo general, son hospitalizados por otros problemas de salud, pero el personal de los hospitales suele enfocarse en tratar sus problemas más urgentes dejando el tratamiento de la hepatitis C para más adelante. Para muchos pacientes vulnerables, esto puede suponer una demora de años, y a veces incluso décadas. Si un paciente no recibe tratamiento para la hepatitis C, puede contagiar a otras personas, y la enfermedad puede desencadenar cáncer de hígado, cirrosis o enfermedad hepática en etapa terminal años después.

El proyecto piloto de OHSU busca terminar con este ciclo de demoras en el cuidado ofreciendo tratamiento a los pacientes que son ingresados en OHSU Hospital por otros problemas de salud. Específicamente, el proyecto busca ayudar a los pacientes hospitalizados sin vivienda, que consumen drogas o que tienen afecciones mentales que pueden impedirles el acceso al tratamiento. Si un paciente tiene una prueba positiva para hepatitis C, la trabajadora social de OHSU Clinical Outreach, Carissa Williams, LCSW, M.P.H., pasa por la habitación del paciente en el hospital para conversar sobre el programa y evaluar si está preparado para recibir tratamiento.
Los pacientes que se inscriben tienen consultas virtuales con Babiarz por videollamada o por teléfono desde sus habitaciones en el hospital. Babiarz trabaja junto a los farmacéuticos especializados en enfermedades infecciosas HaYoung Ryu, Pharm.D., y YoungYoon Ham, Pharm.D., para identificar a posibles pacientes para el tratamiento y acelerar la aprobación.
La mayoría de los pacientes que reciben antivirales recetados inician el tratamiento cuando todavía están hospitalizados. Después del alta, Babiarz y Williams siguen reuniéndose con los pacientes para garantizar que tengan el apoyo que necesitan. Williams también ve a los pacientes en el entorno comunitario para darles apoyo, vincularlos a otros recursos y abordar los obstáculos que podrían impedir que completen el tratamiento. Tres meses después de completar el tratamiento, se les hace un análisis de sangre de seguimiento para confirmar si el virus desapareció.
“Es una oportunidad real de ser creativos en medicina”, dijo Babiarz. “Usamos un enfoque humanizado para erradicar la hepatitis C, sin obligar a los pacientes vulnerables a transitar procesos y trabas innecesarias e ineficaces”.
OHSU identifica la necesidad
El enfoque utilizado en este proyecto piloto está fundado en estudios de OHSU. Los centros para el control y la prevención de enfermedades recomiendan pruebas de detección de la hepatitis C para todos los adultos, al menos una vez en la vida, y con más frecuencia para pacientes que tienen un trastorno por uso de sustancias. Sin embargo, según un estudio reciente encabezado por OHSU y publicado en Therapeutic Advances in Infectious Disease, las pruebas de detección para esta y otras infecciones, como sífilis o el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), varían en los pacientes con trastorno por uso de sustancias hospitalizados por infecciones bacterianas. Solo al 80% de los pacientes estudiados que no habían recibido diagnóstico de hepatitis C se les hacían pruebas de detección del virus.
Si bien las clínicas de atención primaria están diseñadas para prevenir y manejar afecciones crónicas, el estudio señaló que solo un 24% de los pacientes estudiados tenía un proveedor de atención primaria.

“Muchas personas que no tienen una vivienda estable o que tienen un trastorno por uso de sustancias tuvieron experiencias negativas con la atención médica, y es posible que no confíen en los sistemas de salud lo suficiente como para ser pacientes de una clínica de atención primaria”, dijo la Dra. Cara Varley, M.P.H., profesora adjunta de Medicina (enfermedades infecciosas) en OHSU School of Medicine y la OHSU-PSU School of Public Health, además de una de las autoras principales de este estudio. “Como resultado, muchos solo buscan atención cuando tienen una urgencia suficientemente grave como para necesitar acudir a una sala de emergencias. Una hospitalización es una oportunidad única de abordar afecciones que podrían poner en riesgo la vida, como la hepatitis C, y además ayuda a reducir la propagación de enfermedades infecciosas en nuestra comunidad”.
Los hallazgos de Varley refuerzan las experiencias de los pacientes documentadas en un estudio cualitativo anterior encabezado por la Dra. Ximena Levander, M.C.R., profesora adjunta de Medicina (Medicina interna y geriatría) en OHSU School of Medicine. El estudio concluyó que, con niveles variables de necesidad entre personas que usan drogas, la hospitalización es una oportunidad clave para abordar la atención de la hepatitis C, incluida la elegibilidad para el tratamiento, la consolidación de la atención y facilitar las derivaciones. El diseño de intervención del proyecto piloto se basa en estos hallazgos.
El proyecto piloto comenzó a inscribir participantes en julio de 2022 y su objetivo es inscribir y, con suerte curar, a 25 pacientes hasta junio de 2023. En la actualidad cuenta con el apoyo de una subvención del OHSU Health Integrated Delivery System, una red cuyo objetivo es cubrir las necesidades de los pacientes de OHSU que son beneficiarios de Medicaid. Babiarz y sus colegas tienen previsto compartir sus resultados con el personal directivo de OHSU y con organizaciones sin fines de lucro con la esperanza de poder continuar con el proyecto más allá de este verano.