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Cirujanos de adultos y niños se unen para salvar a una bebé con una afección que suele observarse en hombres mayores

Casi una docena de especialistas de OHSU realizaron con éxito una cirugía de emergencia para tratar una afección excepcionalmente infrecuente en niños
Hailee y Quaid Busk traen a su hija Blakely de regreso a OHSU para un chequeo después de la operación a la que se sometió en abril y que salvó su vida. Agradecieron a su doctora, Sherene Shalhub, M.P.H., jefa de cirugía vascular y endovascular de OHSU. (OHSU/Christine Torres Hicks)
Hailee y Quaid Busk traen a su hija Blakely de regreso a OHSU para un chequeo después de la operación a la que se sometió en abril y que salvó su vida. Agradecieron a su doctora, Sherene Shalhub, M.P.H., jefa de cirugía vascular y endovascular de OHSU. (OHSU/Christine Torres Hicks)

El sábado antes de Pascuas, Haille y Quaid Busk, de la región central de Oregón, disfrutaban el fin de semana con sus tres hijos, Blakely, su bebita de 8 meses, y los gemelos de 5 años Brody y Jewel. Pero el día tuvo un giro de terror cuando Blakely gritó de golpe y colapsó en brazos de Hailee cuando se estaba alimentando. Rápidamente perdió color en el rostro y empezó a perder y recobrar la conciencia.

“Fue muy traumático”, recordó Hailee. “La llevamos inmediatamente a la sala de emergencias, donde le hicieron algunos análisis pero no sabían con certeza qué pasaba. Tuvo otro episodio en el hospital, y sus niveles de oxígeno comenzaron a caer. Allí fue cuando los médicos nos dijeron que debíamos llevarla a Doernbecher de inmediato”.

El equipo PANDA, un grupo de especialistas clínicos especialmente capacitados para el traslado de pacientes de cuidados críticos llegó en menos de una hora y llevó a Blakely en un helicóptero de Life Flight al Oregon Health & Science University Doernbecher Children’s Hospital. Apenas los Busk aterrizaron, el equipo a pleno estaba preparado.

Un ultrasonido y una CT confirmaron que Blakely estaba sufriendo una afección conocida como aneurisma de aorta abdominal, comúnmente llamada “AAA”, que crea un bulto o inflamación en la parte baja de la aorta, que se extiende a lo largo de la zona abdominal.

La afección, que es más frecuente en hombres de 65 años de edad o más, es muy poco frecuente en niños.

“Cuando vimos esos resultados nos sorprendimos muchísimo. Definitivamente no es algo que uno vea todos los días”, dijo el Dr. Mubeen A. Jafri, jefe de cirugía pediátrica en OHSU Doernbecher y el médico principal a cargo de la atención de Blakely. “Tratar algo tan poco frecuente requiere un procedimiento extremadamente riesgoso, que solo han practicado unos pocos cirujanos en todo el país”.

La aorta es la arteria más grande del cuerpo y transporta sangre desde el corazón al resto de los órganos. Un aneurisma de aorta abdominal que se rompe puede causar una hemorragia que pone en riesgo la vida, y tiene una tasa de mortalidad de aproximadamente el 85% si no se realiza una intervención quirúrgica. La afección es especialmente urgente en bebés porque, a diferencia de los adultos, los niños no pueden tolerar la pérdida de sangre.

Un esfuerzo de atención colaborativa

Cuando los Busk llegaron a OHSU, la pierna derecha de Blakely estaba azul e inflamada porque su aorta se había roto en las venas iliacas, los principales vasos sanguíneos en la zona pélvica. Jafri y su equipo necesitaban actuar rápidamente.

Con la sólida combinación de especialidades quirúrgicas pediátricas, cardíacas y vasculares disponibles en OHSU, además del enorme riesgo de trasladar a un paciente en este estado, los cirujanos supieron que OHSU era el mejor lugar para que Blakely recibiera el cuidado que podía salvar su vida.

“Teníamos confianza en que podríamos reunir nuestras especializaciones con el enfoque colaborativo que hacía falta para que este procedimiento se concretara exitosamente”, dijo Jafri. “Sabíamos lo que teníamos que hacer”.

La otra encargada del equipo de atención de Blakely fue la doctora Sherene Shalhub, M.P.H., directora de cirugía vascular y endovascular en OHSU. Shalhub enfatizó que un procedimiento de semejante riesgo para una afección sumamente infrecuente exigía una preparación meticulosa y trabajo en equipo.

“Pensamos en lo que podía salir mal, todas las complicaciones de esta operación, y trabajamos juntos para decidir cómo estar preparados desde antes para poder manejarlas”, dijo Shalhub. “Fue un trabajo colaborativo hermoso, y todos pusimos lo mejor de nosotros. Todos tomamos piezas de nuestra experiencia colectiva en otros tipos de enfermedades para decidir la mejor manera de tratar a Blakely”.

Como comprendían la naturaleza compleja de la afección de Blakely, los Busk también sabían lo importante que era contar con la especialización de varios profesionales de distintas áreas de OHSU y agradecieron el espíritu colaborativo de su equipo de atención.

“Les pedí que no endulzaran las noticias. Fueron honestos y nos dijeron que nunca antes habían visto un caso así en su hospital. Como madre, una siente terror, pero teníamos que saberlo”, dijo Hailee. “Pero la forma en que el equipo trabajó de manera colaborativa con las diferentes especialidades del hospital y con médicos y cirujanos de todo el país fue increíble. Se les veía tan seguros y actuaron con tanta premura”.

Un procedimiento complejo y riesgoso

De izquierda a derecha: Cherrie Z. Abraham M.D., Sherene Shalhub, M.D., M.P.H., Mubeen A. Jafri, M.D., y Ashok Muralidaran, M.D. (OHSU)
De izquierda a derecha: Cherrie Z. Abraham M.D., Sherene Shalhub, M.D., M.P.H., Mubeen A. Jafri, M.D., y Ashok Muralidaran, M.D. (OHSU)

Durante el procedimiento de Blakely había más de 10 especialistas en el quirófano, incluidos dos cirujanos pediátricos, Jafri y el Dr. Devin Halleran, tres cirujanos vasculares, Shalhub, la Dra. Cherrie Z. Abraham y el Dr. Amir F. Azarbal, un cirujano cardíaco pediátrico, el Dr. Ashok Muralidaran, así como un anestesiólogo, tres enfermeros y otra innumerable cantidad de personas que participaron en la preparación crítica previa a la cirugía.

El procedimiento en sí mismo era extremadamente riesgoso y complejo. Para tratar un aneurisma de aorta abdominal en un paciente adulto, los cirujanos suelen insertar un stent en la aorta, lo que permite que la zona se expanda e irrigue sangre. Sin embargo, estos dispositivos son demasiado grandes para una bebé como Blakely. En lugar de ello, el equipo utilizó métodos de cirugía de precisión y materiales médicos para crear una solución que permitiera estabilizar y reanudar el flujo sanguíneo de manera efectiva e inmediata.

A pesar de lo caótico que fue el día, Hailee recuerda cuánto apoyo sintieron ella y su esposo. “El equipo nos dio un bíper para poder enviarnos actualizaciones por hora durante la operación. Me enviaban mensajes como ‘Blakely está estable y todo marcha según lo previsto’, y eso fue tan importante para nosotros”.

Después de siete largas horas hubo un suspiro de alivio colectivo cuando recibieron la noticia de que la operación había sido un éxito.

“Cuando Sherene se acercó y nos lo dijo, comencé a llorar en sus brazos”, dijo Hailee. “Realmente lo lograron, le salvaron la vida y no hay nada que podamos decir que sea suficiente para describir lo positivo de la experiencia”.

Cuidado de por vida

Los Busk no podrían haber imaginado lo que tendrían que atravesar aquel domingo de Pascuas, pero gracias a la atención que recibieron en OHSU pudieron regresar a casa seguros junto a su bebita el domingo siguiente. Algunas semanas después ya comía, dormía y sonreía como lo había hecho siempre.

Al reflexionar acerca de aquel día, Shalhub no duda en considerarlo un milagro: “salió todo tan bien para un problema tan complejo, infrecuente y difícil. Realmente siento que ese día estábamos bendecidos”.

Para garantizar la recuperación total de Blakely y que pueda vivir una vida larga y sana, recibirá atención de seguimiento constante con Shalhub, Jafri y sus equipos. Según los resultados y la evolución de su afección, es posible que a lo largo del tiempo necesite otras cirugías vasculares.

Blakely y la familia Busk estarán en buenas manos: OHSU Doernbecher Children’s Hospital ofrece el espectro más amplio de servicios pediátricos de la región. Y, lo que es importante, la proximidad de los hospitales de OHSU garantiza que los especialistas en pacientes adultos y pediátricos trabajen de manera estrecha para garantizar la atención de los pacientes con necesidades singulares por sus afecciones cardíacas y vasculares complejas a lo largo de toda su vida, lo que propicia una transición sin sobresaltos de la niñez a la adultez.

“Ahora esta relación es para toda la vida”, dijo Shalhub. “Y todos estamos encantados de saber que la atenderemos a medida que crezca”.

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