Las personas con síndrome de Usher, la principal causa hereditaria de sordera y ceguera simultáneas, para la cual no hay tratamiento, ahora pueden tener un nuevo motivo de esperanza, ya que los investigadores de Oregon Health & Science University han confirmado el primer modelo primate no humano para investigar la enfermedad. La confirmación significa que el equipo de investigación finalmente puede probar una terapia genética para la afección y, potencialmente, ayudar a los niños afectados a conservar la vista.
Las mutaciones genéticas hacen que quienes tienen síndrome de Usher nazcan con sordera, tengan problemas de equilibrio y pierdan la vista de manera gradual. El tratamiento del síndrome de Usher, una enfermedad que padecen de 4 a 17 pacientes por cada 100,000 personas, se ha visto obstaculizado por la falta de un modelo animal que simule bien cómo afecta la enfermedad a las personas.
Un equipo de investigación de OHSU ha estado trabajando para resolver este impedimento. Confirmaron que su modelo, un macaco rhesus nacido hace un año, tiene síntomas similares a las formas más graves del síndrome de Usher, el tipo 1B. El equipo informó estos resultados el 11 de febrero, durante una reunión de la Association for Research in Otolaryngology. Los investigadores usaron la tecnología de edición genética CRISPR/Cas9 para crear el modelo y así poder probar las terapias genéticas experimentales para tratar el síndrome de Usher.
“Los niños con Usher 1B que nacen con sordera pueden tener una buena audición con los implantes cocleares, especialmente si se implantan a tiempo”, dijo la líder del equipo de investigación, Martha Neuringer, Ph.D., profesora de neurociencias en Oregon National Primate Research Center de OHSU y profesora adjunta de investigación de oftalmología en OHSU School of Medicine.
“Sin embargo, en este momento no existe ningún tratamiento para detener la pérdida progresiva de la vista que ocurre en niños con Usher 1B”, expresó Neuringer. “Por eso es tan importante tener un modelo de Usher preciso. Esperamos y apuntamos a que este modelo nos permita algún día preservar la vista de los niños con síndrome de Usher”.
La presentación en la reunión estuvo a cargo de John V. Brigande, Ph.D., miembro del equipo e investigador principal del Oregon Hearing Research Center de OHSU y profesor de cirugía otorrinolaringológica/cabeza y cuello en OHSU School of Medicine.
“La creación de este modelo es verdaderamente un logro científico trascendental”, dijo Brigande. “Deberíamos anunciarlo a toda voz desde la cima del Everest”.
Los científicos como Brigande ya utilizan ratones para estudiar la pérdida auditiva debida al síndrome de Usher, pero las diferencias fundamentales en la anatomía del ojo hacen que los ratones no sean modelos aptos para estudiar la pérdida de la vista debida al síndrome de Usher. Hace poco se creó un modelo porcino de un tipo diferente de la enfermedad, el Usher tipo 1C.
Sin embargo, dado que los ojos y la vista de primates no humanos son casi idénticos a los de los humanos, los primates no humanos son mejores para ayudar a los científicos a comprender las enfermedades de la retina humana y evaluar los posibles tratamientos. No obstante, el síndrome de Usher no ocurre naturalmente en primates no humanos. Por lo tanto, Brigande, Neuringer y otros colegas tuvieron que crear genéticamente un primate no humano con una mutación genética que cause la enfermedad de Usher.
El equipo de desarrollo del modelo incluye expertos en genética y reproducción de la división de ciencias reproductivas y del desarrollo del centro de primates. Utilizaron la tecnología de edición genética CRISPR/Cas9 para insertar una mutación en el gen MYO7A, que causa el Usher tipo 1B, en embriones de monos. Los embriones fueron transferidos a vientres de monas para una gestación subrogada.
Como resultado, el primer primate infante con una edición completa del gen MYO7A nació a fines del 2021. Las pruebas confirmaron rápidamente que el recién nacido macaco rhesus carecía de audición funcional y el gen MYO7A tenía la mutación. También manifestó falta de equilibrio, lo que produce una marcha temblorosa e irregular. Sin embargo, como la pérdida de la visión por Usher es gradual, el equipo de investigación tuvo que esperar un poco más. Cuando el macaco tenía 4 meses de edad, los científicos comenzaron a observar signos de que su retina (tejido en la parte posterior del ojo que permite ver) comenzaba a deteriorarse y estos cambios empeoraron durante el primer año.
Ahora que el equipo confirmó que su modelo tiene los tres signos definitivos del síndrome de Usher, se están enfocando en desarrollar una terapia genética experimental diseñada para producir el gen MYO7A normal en la retina para contrarrestar la degeneración retiniana. Actualmente el equipo está trabajando en la terapia genética y espera tener los primeros resultados para poder revelar información pertinente este año.
Se desconoce si el modelo también podría ayudar a desarrollar opciones de tratamiento para la sordera causada por el síndrome de Usher. Las personas que tienen esta enfermedad nacen con una deficiencia auditiva tan profunda que los expertos sospechan que el momento del nacimiento puede ser tarde para intentar algún tratamiento. Sin embargo, la investigación previa llevada a cabo por Brigande indicó que la terapia fetal o el tratamiento intrauterino pueden ser otra opción.
Esta investigación es financiada por la Foundation Fighting Blindness y National Institutes of Health (subvenciones P51 OD011092, R21 DC018126).
Todas las investigaciones que involucren animales en OHSU deben ser revisadas y aprobadas por el Institutional Animal Care and Use Committee (IACUC) de la universidad. La prioridad del IACUC es garantizar la salud y la seguridad de los animales que participan en la investigación. El IACUC también revisa los procedimientos para garantizar la salud y seguridad de las personas que trabajan con los animales. El IACUC lleva a cabo una revisión rigurosa de todas las propuestas de investigación con animales para garantizar que justifican el uso de animales vivos y especies seleccionadas; esbozar los pasos para minimizar el dolor y la angustia; documentar la capacitación adecuada de todo el personal involucrado; y establecer, a través de una revisión detallada de las fuentes publicadas, que el estudio propuesto no duplica innecesariamente investigaciones previas. No se puede realizar ningún trabajo con animales vivos en OHSU sin la aprobación del IACUC.