Un ensayo clínico en la Oregon Health & Science University sugiere que un subconjunto de adultos mayores con una predisposición genética a la enfermedad de Alzheimer puede beneficiarse de los suplementos de aceite de pescado.
El estudio fue publicado hoy en la revista JAMA Network Open.
Los resultados se producen en medio de afirmaciones de que los suplementos de aceite de pescado pueden mejorar la función cerebral en personas con problemas de memoria. El estudio no encontró ningún beneficio estadísticamente significativo para todos los adultos mayores en general. Sin embargo, entre los inscritos en el estudio que también portan un gen asociado con la enfermedad de Alzheimer, mostró una reducción en la descomposición de las células nerviosas en el cerebro.
El coautor sénior del estudio, de OHSU, indicó que el aceite de pescado puede valer la pena para las personas que portan el gen APOE4, que indica un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer, pero no necesariamente para todos los adultos mayores.
"Nuestros hallazgos mostraron que durante tres años no hubo una diferencia estadísticamente significativa entre el placebo y el grupo que tomó aceite de pescado", dijo Lynne Shinto, N.D., M.P.H., profesora de neurología en la School of Medicine de OHSU. "No creo que sea perjudicial, pero no diría que es necesario tomar aceite de pescado para prevenir la demencia".
El estudio reclutó a 102 participantes de 75 años o más que tenían niveles relativamente bajos de ácidos grasos omega-3 en la sangre, que se encuentran en el aceite de pescado. Los participantes se sometieron a imágenes de resonancia magnética (sigla en inglés, MRI) del cerebro primero cuando se inscribieron y luego nuevamente al final del estudio de tres años, para evaluar la cantidad de cambio en las lesiones de materia blanca en el cerebro. Estas lesiones pueden inhibir la entrega de nutrientes a través de los vasos sanguíneos al cerebro, lo que aumenta el riesgo de desarrollar demencia más adelante en la vida.
Los participantes inscritos en el estudio tenían niveles relativamente altos de lesiones en la materia blanca, pero, por lo demás, estaban sanos, sin demencia.
La mitad de los participantes tomaron suplementos de aceite de pescado enriquecidos con omega 3 cada día, mientras que la otra mitad tomó un placebo a base de soja. Las dos resonancias magnéticas que midieron el grado de lesiones en la sustancia blanca al principio y al final del período de estudio encontraron una ligera reducción en la progresión de estas lesiones, pero no lo suficiente como para ser estadísticamente significativa entre los dos grupos.
Sin embargo, entre los portadores del gen APOE4, los investigadores midieron una reducción dramática en el deterioro de la integridad de las células cerebrales tan pronto como un año después del tratamiento con aceite de pescado, en comparación con el grupo de aceite de soja.
"Este es el primer ensayo de prevención de la demencia que utiliza herramientas de prevención modernas, como un análisis de sangre y un escáner cerebral, para identificar no solo a las personas con alto riesgo de demencia, sino también a aquellas bien preparadas para recibir una intervención nutricional específica", dijo Gene Bowman, N.D., M.P.H., director de ensayos clínicos e instructor de neurología del McCance Center for Brain Health, Massachusetts General Hospital y Harvard Medical School. "El hecho de que el deterioro de la integridad neuronal se ralentizara en las personas asignadas al azar al tratamiento con omega-3, que también tienen un alto riesgo de enfermedad de Alzheimer, es notable y justifica un ensayo clínico más grande en poblaciones más diversas en el futuro".
Bowman trabajó anteriormente en OHSU, donde se llevó a cabo el ensayo clínico.
Además de Shinto y Bowman, los coautores de OHSU incluyen a Charles F. Murchison, Ph.D., Lisa C. Silbert, M.D., MCR, Hiroko H. Dodge, Ph.D., David Lahna, M.S., William Rooney, Ph.D., Jeffrey Kaye, M.D. y Joseph F. Quinn, M.D.
El estudio contó con el apoyo del National Institute on Aging of the National Institutes of Health (NIH), subvenciones R01AG043398, P30AG008017 y P30AG066518; del National Center for Advancing Translational Sciences de los NIH con la subvención UL1TR002369 al Oregon Clinical and Translational Research Institute de OHSU; y de la Oficina del Director de los NIH mediante las subvenciones S10OD021701, S10OD018224 y S10OD016356 para instrumentos compartidos alojados en el Advanced Imaging Research Center de OHSU. El contenido es responsabilidad únicamente de los autores y no necesariamente representa las opiniones oficiales de los NIH.